No te engañarán más con las croquetas en los restaurantes: la medida que cambiará todo
¿Cómo sentaría en España una norma que obligue a los restaurantes a señalar que platos son los preparados en su carta?
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No te engañarán más con las croquetas en los restaurantes: la medida que cambiará todo. ¿Te has preguntado alguna vez si las croquetas que te sirven en un restaurante son caseras o precocinadas? ¿O si el pastel de carne que te ofrecen como especialidad de la casa ha sido elaborado en su propia cocina o comprado a un proveedor? Pues bien, pronto podrás salir de dudas gracias a una nueva medida que se ha puesto en marcha en Francia y que podría extenderse a otros países, como España.
La medida que lo cambia todo en los restaurantes
Tras aplicarse en países como Alemania o Italia, llega a Francia la medida que obliga a los restaurantes a indicar en sus cartas y menús qué platos no han sido preparados por el chef del establecimiento, es decir, que no son 100% caseros. La medida, impulsada por el Ministerio de Pequeñas y Medianas Empresas, Comercio, Artesanía y Turismo, tiene como objetivo «recuperar la confianza del consumidor y dar valor a la auténtica cocina francesa», que fue declarada como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2010.
La norma afectará a unos 175.000 restaurantes del país galo y podría resultar en una reducción de la demanda a proveedores de platos precocinados. Por otro lado, podría originarse una oleada de contrataciones de chefs cualificados, beneficiando al mercado laboral. La ley deberá entrar en vigor como máximo en 2025, pero cuanto antes, mejor.
¿Qué pasaría en España?
¿Y qué pasa en España? Según el Observatorio Sectorial DBK, el mercado español de platos preparados obtuvo un crecimiento al cierre de 2022, favorecido por la tendencia de los consumidores hacia soluciones de comida preparada, en sustitución de la elaboración de la misma, y la proliferación de nuevos productos y formatos, tanto en el ámbito de la distribución alimentaria como en el de la hostelería.
Según el informe de la Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (Asefapre), el consumo de platos preparados en los hogares españoles subió un 3,5% en 2022, alcanzando las 682.656 toneladas y con un consumo per cápita de 16,47 kilogramos al año.
Los refrigerados fueron los más populares, suponiendo el 48% del volumen total de platos preparados consumidos en 2022 y presentando un crecimiento interanual del 3,6%. De estos, los platos elaborados con base de pescado y arroz y la tortilla de patata fueron los que mayor crecimiento registraron (hasta un 26%). Los congelados, con un aumento del 2,6%, fueron los siguientes en volumen, acaparando el 38% de las ventas, y con las alternativas vegetales presentando el mayor incremento (+25%). Por último, los platos a temperatura ambiente representaron el 14% del total, registrando el mayor crecimiento (6,2%).
En este contexto, muchos supermercados han creado su propia sección de platos preparados, elaborados in situ o no. El consumo de estos platos se ha duplicado en menos de un año: de un 9,1% en abril de 2021, pasó a un 18,2% en febrero de 2022. Los consumidores buscan paliar la ausencia de habilidades culinarias y ahorrar tiempo en la cocina.
Pero ¿qué garantías tienen los clientes sobre la calidad y la procedencia de estos platos? ¿Cómo pueden saber si son caseros o no? ¿No sería conveniente que se aplicara una medida similar a la francesa para informar mejor a los consumidores y valorar el trabajo de los cocineros que sí producen la oferta de sus menús?
Estas son algunas preguntas que se plantean ante la creciente demanda de platos preparados en España. Por el momento, no hay ninguna normativa al respecto, pero quizás sea hora de reflexionar sobre ello. Porque no es lo mismo comer unas croquetas caseras que unas precocinadas y sería bueno que al ir a comer a cualquier restaurante, se aclarara como son realmente.
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